jueves, 3 de noviembre de 2016

Lc. 15, 1-10 La oveja perdida

Evangelio según San Lucas 15,1-10. 


Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo.
Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola:
"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría,
y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".
Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla?
Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido".
Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte". 



Palabra del Señor

Profundizando en la Lectio Divina

 ¨Que la Palabra haga un surco en nuestros corazones
y nos transforme¨

¿Qué es la Lectio Divina?


“La Lectio Divina es una lectura individual o comunitaria de un pasaje de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la moción del Espíritu Santo en meditación oración y contemplación”. (PontificiaComisión Bíblica, la interpretación dela Biblia en la Iglesia, 1993).

Lectio Divina significa del latín, ¨lectura divina¨.  Es una manera de leer las Escrituras.  Consiste poco a poco alejarse de los esquemas e ideas preconcebidas y abrirse a los que Dios nos quiere decir.  Por medio de la Lectio Divina, se transforma el corazón, se vive un encuentro con el amor del Padre y nos lleva a una intimidad con Él. 

Entender diferentes niveles de la Palabra: 

Nivel literal:  Es lo que nos expresa con exactitud el texto.
Nivel moral:  Es hacer lo que dice la Palabra, pero no se profundiza en ella.
Nivel espiritual:  Es la profundidad y experiencia en la Palabra de Dios.

La Lectio Divina es la lectura guiada, conducida y dirigida por el Espíritu Santo.  A pesar que han pasado años de haberse escrito, cada vez que se lee la Palabra de Dios, la lectura se hace vida en nuestro corazón, el Señor nos habla de una manera muy personal, es una verdadera experiencia de Dios. 




Cuando se experimenta la Palabra en nuestra vida sentimos la profundidad del amor de Dios.  Para hacer vida la Palabra de Dios debemos preparar nuestro corazón, quedarnos en silencio, aquietar la mente.  Saber que el Maestro está allí y nos llama.  El corazón debe estar inundado por el Espíritu Santo en una intimidad única, pues es allí en la intimidad del corazón, donde Él hace su obra de Amor.  Apartar por un momento todo tipo de preocupaciones y distracciones para que se dé el espacio al don infinito del Amor.

Una vez que está nuestro corazón abierto, quieto y dispuesto a vivir la experiencia de amor en la Lectio Divina, el texto se lee lentamente y en cuatro diferentes momentos se irá dando el regalo personal de la experiencia viva de la Palabra. 
Se dan cuatro momentos en la Lectio Divina:

1. Buscad leyendo.                   (Lectura)
2. Hallaréis meditando.             (Meditación)
3. Llamad orando.                     (oración)
4. Se os abrirá contemplando.  (Contemplación)


Estos momentos o pasos, no son fijos, si no una guía que ayuda a conducir la oración.  Con la práctica contínua descubriremos que la Palabra de Dios es activa y nos irá transformando en la medida que le permitamos a El penetrar en nuestro corazón.  Si buscamos la profundidad podremos conseguir cambios concretos en nuestra vida.







¿Qué es la Lectio Divina?

Fuente: Extensión contemplativa Internacional.


LECTIO DIVINA


Es una forma tradicional de cultivar la amistad de Cristo. Es un medio de escuchar los textos de la Escritura como si nosotros estuviéramos en conversación con Cristo y Él mismo estuviera sugiriéndonos los temas de conversación. El encuentro diario con Él y la reflexión sobre Su Palabra, nos lleva más allá de un mero conocimiento a una actitud de amistad, confianza y amor.  La conversación se simplifica y se convierte en comunión.


A través de la Lectio Divina Dios nos sana, libera, ama y con amor nos confronta e interpela, nos mueve gradualmente al cambio y a la conversión.



Cuatro momentos:
 
Lectio
 
Leo el texto cuatro veces lentamente, dejando unos tres minutos de silencio cada vez para pasarlo por el corazón, lo leo hasta que el texto se haga uno conmigo. Escucho que dice el texto, en su contexto. Es el tema de conversión que Dios me está proponiendo como diálogo, para relacionarme con Él. Siempre habrá una palabra en el texto que el Espíritu te inspirará al leer para llevarla a tu vida. "La Palabra" es alimento, en este primer momento: "Recibo el alimento". Hago la recreación del texto con mis palabras.


Meditatio


Repito, mastico, rumio, pondero, saboreo la palabra de conversión para discernir que me dice a mí. La dejo resonar en mi corazón. A ejemplo de María que guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc. 2,19). Yo guardo la palabra de El que me da la vida para escucharla con los oídos del corazón. Requiere silencio, calma y soledad. Toda palabra es revelación. Es mi oración que trae la Presencia de Dios a mi vida cotidiana.
En este momento pongo "La Palabra" en mi boca, me alimento con ella.


Oratio


Después de leer y rumiar yo respondo. Es mi respuesta a la conversación iniciada por Dios, es personal, espontánea, brota del corazón.
Puede ser de: alabanza, adoración, acción de gracias, alegría, bendición, petición.
En este momento “Doy mi Respuesta a Dios”


Contemplatio


La Contemplación es un don, una gracia, que el Señor nos otorga. Con la práctica de la Oración Centrante y de la Lectio Divina desmantelamos los obstáculos y nos disponemos a recibirlo.
Es un “Descanso en Dios”, si el Señor me concede el don disfruto de Su Presencia en mi vida, me vuelvo silencio, dejo que Él toque y sane mis heridas, me rindo, me abandono en Sus brazos. El Señor va dejando el sabor de Él en mí, me uno al mundo en Él.

Yo estoy en Él y Él en mí, Somos Uno.
Experiencia inefable que no tiene palabras.

o Es un encuentro personal con Dios mediante Su Palabra.
o Es la escucha ordenada y personal de la Palabra.
o Es una gracia de Dios que hay que pedir con humildad.

La constancia de las dos prácticas, Oración Centrante y Lectio Divina, nos hace estar receptivos a recibir el don de la Contemplación.

Las dos prácticas se ayudan y sustentan una a la otra, son parte de un mismo movimiento, que nos van llevando a "El Descanso en Dios" y a una Relación más Profunda con Él.


miércoles, 2 de noviembre de 2016

Mt. 25, 31-46 Herencia del Reino

Evangelio según San Mateo 25,31-46. 

Jesús dijo a sus discípulos: 
"Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. 
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, 
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. 
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, 
porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; 
desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'. 
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? 
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? 
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. 
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. 
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, 
porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; 
estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. 
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. 
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. 
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna". 

Palabra del Señor

martes, 1 de noviembre de 2016

San Mateo 5,1-12a. Las bienaventuranzas

Evangelio según San Mateo 5,1-12a. 

Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.
Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:
"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. 


Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.
Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.
Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron." 


Palabra del Señor